La gestión de residuos pasa por reducir al máximo los que generamos, teniendo en cuenta que los productos que compramos contienen el mínimo empaquetado posible (si existen en el mercado los adquirimos a granel o en envases de gran formato).
También reutilizamos con la filosofía de convertir residuos en recursos, dándoles cómo mínimo un segundo uso. Lo hacemos por ejemplo con los envases de PET para el jabón de baño de las habitaciones, que rellenamos una y otra vez, o derivando a diferentes entidades sociales todos aquellos productos que ya no utilizamos en casa como la ropa de cama, el mobiliario o el equipamiento informático y electrónico.
Y, por último, reciclamos. Para facilitar esta tarea tenemos en cada planta del edificio papeleras hechas de madera natural con palés reciclados, para depositar por separado las fracciones de papel y cartón, envases y vidrio.